
En la Costa del Sol vamos de ola de calor en ola de calor, algo que no favorece al entorno si le sumamos la poca lluvia recibida en los últimos meses, por ello en los municipios se plantean tomar medidas para prevenir problemas ante una posible sequía.
El Ayuntamiento del municipio malagueño de Benalmádena continúa sensibilizado con la situación de escasez de agua que se viven en estos días y el con el decreto de situación excepcional de sequía de la Junta de Andalucía, por lo que ha decidido, tras varias reuniones de su mesa técnica, impulsar la puesta en marcha de una hoja de ruta para la consecución de un plan de emergencias municipal que sirva para abordar situaciones de sequía como las que se están atravesando en la actualidad, y que puedan volver a producirse.
Este documento contendrá una serie de medidas a aplicar en el municipio para optimizar el consumo de recursos hídricos en situaciones de escasez, cada vez más frecuentes y prolongadas en el contexto de cambio climático.
En este sentido, el concejal de Medio Ambiente, Juan Olea, ha declarado que «urge la necesidad de realizar actuaciones que aseguren el suministro de agua a los ciudadanos y la sujeción a criterios de eficiencia en el uso de los recursos hídricos en un contexto climático cambiante como el que vivimos, sometidos a periodos de sequías frecuentes y prolongadas».
Para lograr la aprobación de este plan, y que el mismo establezca las mejoras pautas a seguir en la consecución de su objetivo, que es abordar de manera planificada futuras situaciones de sequía, se van a coordinar varias áreas implicadas, como son Medio Ambiente, Emergencias y Emabesa.
En este punto, han recordado que ante la situación de alerta actual, Benalmádena ya ha tomado varias medidas con el objetivo de cumplimentar las indicaciones de la Junta y reducir el consumo de agua potable, que además «están siendo muy efectivas».
Entre otras han recordado la realización de un bando municipal dirigido a la población; una campaña de sensibilización sobre el uso responsable del agua; la disminución del 10% en el riego de parques y jardines; la bajada en un 35% en agua de baldeo; la modificación de los pulsadores en las duchas de las playa; y la iniciación de los trabajos para la creación de un plan autorizado que permita el uso del agua regenerada en baldeo y riego de parques y jardines, con toda la seguridad higiénico-sanitaria y medioambiental que ello requiere, y siguiendo todos los procedimientos necesarios.