
Mari Ángeles Marín lleva toda una vida de sufrimiento detrás, con tan solo 33 años, vive anclada a su cama en Las Lagunas (Mijas), ya que padece una patología que no tiene cura, hipertensión intracraneal idiopática.
Esta patología consiste en que el líquido cefalorraquídeo se acumula en la cabeza, presiona los nervios craneales, visuales, auditivos y todo lo que hay en la cabeza. También afecta a la movilidad, a la memoria y a los problemas cognitivos. Al ser una enfermedad rara, que la padece 1 de cada 100.000 personas, no tiene cura.
Mari Ángeles lleva conviviendo con esa enfermedad desde que era pequeña, vive un dolor de cabeza diario constante, teniendo días peores. Tiene que estar en una cama articulada al no poder estar ni sentada, ni tumbada. Su madre, Dolores, y su hijo de 11 años, Aitor, la ayudan en su día a día.
Lleva ya nueve operaciones y tras ellas, le han dicho que no pueden hacer nada más. Dolores como madre, se siente muy impotente al respecto. Tiene una gran lista de fármacos, debe inyectarse dorantina todos los días, tiene parches de fentanilo, toma morfina, analgésicos y otros tratamientos psiquiátricos.
«Verme así con 33 años es bastante duro, porque dependo para todo, tengo un hijo de 11 años del que no me puedo hacer cargo. Tengo la ayuda de mis padres, vivo con ellos y con mi hijo porque yo sola no puedo y gracias a ellos, dentro de la dependencia que tengo, me hacen sentir un poco independiente«, contaba Mari Ángeles a Área.
Dentro de la vivienda, le han habilitado una cocina y un cuarto de baño en la planta de arriba que es donde ella vive. Algo que necesita de forma urgente es poder adaptar las escaleras de su casa y el cuarto de baño, pero son costes bastantes elevados y a día de hoy no se lo pueden permitir.
«Me gustaría que mi madre me llevase al parque y a mis partidos de baloncesto, que jugase conmigo como antes lo hacia en el parque y que pueda pasar más tiempo conmigo. La ayudo con lo que puedo, por ejemplo, limpiando la casa, yendo a la farmacia y a todo lo que yo pueda, haciendo los recados, compras, todo» contaba a Área su hijo Aitor, de 11 años.
Mari Ángeles necesita además, ayuda fisioterapéutica y psicológica, ya que no recibe ninguna ayuda más que la incapacidad laboral mínima, siendo además madre soltera. Está derivada preferentemente a Neurología y Unidad del Dolor del Hospital Clínico de Málaga y por más que reclama las citas, siguen sin llamarla.
Espera poder recibir la ayuda necesaria para que su vida se haga un poco más llevadera, ya que Mari Ángeles Marín convive día tras día con una enfermedad de la que sabe que no existe una cura, y aun así, ni ella ni su familia deciden tirar la toalla.


