
La vida de Ana Hellen Mena no ha sido fácil. Hace apenas dos años su vida dio un giro de 180 grados cuando le dijeron que era uno de los pocos casos de intersexualidad reconocidos en nuestro país. Pensando que siempre había sido Sergio y que era un chico transexual, resulta que se trataba de una persona intersexual, y que realmente era una mujer que contaba con una mezcla de ambos sexos. «Yo me acomodo al sexo por el cual nací. Yo desconocía que era un fenómeno biológico. Yo tengo escroto pero no testículos. Tengo un clítoris desarrollado y forma un micropene; tengo útero, ovarios, trompas de Falopio y tengo órganos de mujer», nos contaba en una entrevista a este medio. Hace hace dos años, Hellen no sabía que tenía útero. «Pensaba que era un chico y que iba a ser transexual, porque me sentía mujer, pero nunca pensé que iba a llegar tan lejos», añadió.
Con tan solo 11 años, Hellen ya experimentó los primeros síntomas de la regla, algo que expulsa de una manera muy inusual pero que cuenta con el mismo dolor de ovarios. Los médicos no sabían qué hacer ni por donde empezar, llegando a catalogar este caso como el primero en España. «Yo no me escondo de nada. Lo hice público no hace mucho y quería hacerlo aún más público, sentirme más desnuda y poder transmitirle al público lo que es», declaró.
En la intersexualidad, conocida de toda la vida como hemafroditismo, hay varias variantes. Tal y como nos comentaba Hellen, el suyo en concreto es el Cromosoma XX 46, aunque también existe el XY, que sería el caso contrario, un hombre que nace también con el sexo femenino.
«Yo soy feliz y tengo mi vida muy fácil. Con esto, pretendo facilitarle la vida a las personas que pasen por lo mismo. Lo más complicado para mí fue decirle a mi madre que ella tuvo culpa por tomar pastillas anticonceptivas sin saber que estaba embarazada de mí, pero puedo decirle que se sienta orgullosa porque es uno de los pilares fundamentales de mi vida y soy más fuerte gracias a ella».
Hellen
A día de hoy anima a todos los intersexuales y transexuales a ser felices, a quererse tal y como son y a vivir la vida al máximo, «porque al fin y al cabo, todos seremos polvo».