
Un trazado sinuoso de la Autovía del Mediterráneo, con varias curvas cerradas que discurren entre la playa y el faro de Calaburras, se ha convertido en un importante punto negro por la cantidad de accidentes que acumula, principalmente de vehículos pesados.
Se trata de un trazado con velocidad limitada a 80 kilómetros por hora y regulado con un radar de velocidad de tramo que no perdona: es uno de los que ponen más multas de España. Pero ni por esas muchos conductores levantan el pie del acelerador.
El último siniestro ocurrió este mismo martes: un camión volcaba y desperdigaba su carga de bananas por la playa. El conductor resultó herido. De limpiar la zona se encargaban muchos vecinos y transeúntes, llevándose a sus casas una carga que ya no se puede vender.
El pasado mes de octubre se producía un siniestro similar y aseguran los vecinos de la Cala de Mijas, que en los últimos años, hasta 15 camiones han sufrido accidentes en esta zona y han acabado en la playa, e incluso en el mar.
En este último caso, un camión de melones acabó en la arena, y su carga flotando en las aguas de la playa de la Cala de Mijas.
Radar implacable
Todo esto ocurre pese a que este trazado de curvas cuenta con un radar de velocidad de tramo, que es uno de los que ponen más multas en toda España. Las cámaras y sensores detectan la matrícula de cada vehículo a la entrada y a la salida.
Si el tiempo transcurrido en recorrer ambos puntos es inferior al que debería emplear un vehículo a una velocidad media de 80 km/h, la multa está asegurada, con fotografía de la matrícula incluida.
Este radar mide la velocidad en los dos sentidos de circulación, durante un trazado de algo más de cinco kilómetros: entre los puntos kilométricos 200,1 y 205,3 de la autovía A-7, o lo que es lo mismo: entre la gasolinera situada frente al CIO Mijas y la pasarela peatonal del faro de Calaburras.
El dispositivo está en funcionamiento desde 2013, y fue instalado por la DGT en esta zona precisamente por la gran cantidad de accidentes que se producían. Diez años después, la siniestralidad sigue siendo alta en uno de los principales puntos negros de la provincia, donde ni el radar ni las multas asustan.