
El pasado domingo una trágica escena nos ponía a todos los vellos de punta. Aparecía el cuerpo de una mujer en el mar sin manos ni cabeza y abierta en canal. Rápidamente se abrieron dos investigaciones: por un lado, la Guardia Civil se encargaba del hallazgo del cadáver de la mujer en la playa Las Cañas de Marbella, mientras que la Policía Nacional, por otro, buscaba a la mujer colombiana de 46 años desaparecida en las mismas fechas, después de que el supuesto hermano de la víctima creyera haberla reconocido en los vídeos que circulaban en redes sociales sobre el cadáver.
A la espera del estudio genético, se vincularon ambos casos después de que el hombre detenido el lunes por la Policía Nacional por la desaparición de su expareja terminara confesando el crimen: la mató, la descuartizó y la arrojó al mar.
Tras la aparición del cuerpo sin vida de la mujer, la Policía Nacional estableció un dispositivo para localizar a la expareja, logrando detenerlo a primera hora de la mañana al sospechoso de 45 años, de nacionalidad colombiana.
Al parecer, la víctima y el detenido habían mantenido una relación sentimental de unos cinco meses, y a finales de noviembre ella decidió termina con la relación, por lo que comenzaron los problemas. Según la Policía, habría presentado una denuncia en la Comisaría de Marbella por malos tratos.
Asimismo, las investigaciones también han llevado a la detención este miércoles de un amigo del principal sospechoso por su presunta participación en la desaparición, aunque por el momento se desconocen más datos.