
El 26 de mayo de 1985, a las 11:10 de la mañana, es una fecha grabada en la memoria de los habitantes del Campo de Gibraltar y de la Costa del Sol. En la refinería se produjo una detonación descomunal, que se escuchó hasta en Estepona. Le siguieron una enorme columna de humo y fuego, que confirmaban el peor de los temores: se acababa de producir uno de los mayores incidentes industriales en la historia de España.
Hoy se cumplen 37 años de aquel desastre, y pese a ello, el incidente sigue grabado en la memoria de quienes lo vieron o lo escucharon. El Petrogen One y el Camponavia, dos petroleros que operaban en la Bahía de Algeciras, explosionaban en el pantalán de la refinería Gibraltar-San Roque, causando la muerte de 33 personas y provocando 70 heridos.
Quienes se acercaron al lugar se encontraron con un espectáculo dantesco: «el mar ardía, el barco estaba ya semihundido pero seguía ardiendo y cadáveres flotando, gente sacando muertos del mar«, comentaba Eduardo López Gil, alcalde de San Roque en 1985. El accidente se produjo en el pantalán de Cepsa en Puente Mayorga.
Primeras Medallas de Oro de Andalucía
Pero además de situaciones trágicas, el incidente también nos dejó actuaciones heróicas por parte de muchas personas. Los dos rescatadores que salvaron vidas tras el incidente, Francisco Javier Berza y Luis Borja Guerrero, recibieron, junto al rey Don Juan Carlos, las primeras Medallas de Oro de Andalucía de la historia, que la Junta comenzó a entregar ese año
Al día siguiente, el monarca visitó a los heridos en la residencia Sanitaria Guerra Zunzunegui, llegando directamente en un helicóptero de la Fuerza Aérea Española que aterrizó en el estadio municipal de La Línea, acompañado por el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, y el presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla.
La tragedia sirvió para poner en marcha un plan de emergencias en San Roque -el municipio carecía de él hasta entonces- y para concienciar al resto de administraciones de que este tipo de incidentes podían volver a producirse, y había que estar preparados para ello.
El accidente marcó un antes y un después en la refinería, donde fueron implantados nuevos sistemas de seguridad y nuevos procedimientos.
El Juzgado número 1 de San Roque abrió diligencias por la explosión en el petrolero e inició un proceso judicial que duró más de 10 años. Finalmente, el caso fue archivado sin que se emitiese ninguna sentencia. Las causas de la catástrofe siguen siendo una incógnita.