
Es una catástrofe cuyo final del túnel no se ve llegar, pero al menos, la solidaridad ha salido a relucir desde el momento uno en el que estalló el conflicto. Qué suerte la de la Costa del Sol, y de aquellos refugiados que han conseguido llegar a este pequeño pero a la vez gran rincón, que han encontrado a ‘héroes’ que con su humanidad han hecho que todo, pese a lo negativo de la situación, vaya a mejor. Y esta no es más que la historia de Mariló y Ana, que ya arrancan su particular ‘ayuda humanitaria’ dando clases de español gratuitas a ucranianos que se han visto obligados a huir de su país, sus hogares y de su origen.
Las personas que llegan del mayor éxodo jamás vivido en Ucrania, lo hacen sin saber español. Se enfrentan a ‘una nueva vida’, con culturas diferentes, comida, pero lo más importante, el idioma, ya que sin él difícilmente podrán llegar a adaptarse a este nuevo camino que emprenden. En Estepona, una profesora llamada Mariló, miembro de la Academia Pergamino, ha emprendido su particular ‘lucha’ para que esto no suceda. Es por ello que ha arrancado con sus clases de español totalmente gratuitas para estos refugiados que ya descansan en la localidad costasoleña.
«Me preguntan el por qué he emprendido esta aventura, aquí todo el mundo intenta dar su granito de arena y yo no tengo mejor opción que hacerlo dando clases. Por circunstancias ajenas conozco a gente de Estepona que han acogido a familias y conozco su historia de primera mano, los veo indefensos y por eso tengo que hacer todo lo posible para que se puedan adaptar».
«Ya son 40 las personas que van a dar clases con nosotros»
El proyecto nació para ayudar a pequeños grupos, madres e hijos. Pero finalmente, de la mano de los medios de comunicación y las redes sociales, esta iniciativa ha corrido de tal manera que han empezado este acto solidario con cuarenta personas que acogerán con los brazos abiertos esta ‘cadena solidaria’, no solo de forma presencial, sino también on-line, con personas que están residiendo en grandes ciudades como Barcelona, Valencia o Madrid y que han acudido a Mariló como ‘hada mágica’.
«Hemos logrado hacer dos grupos. Uno de niños desde once hasta diecisiete años, es muy bueno para ellos, porque son niños a los que se le arrancan su vida, sus ilusiones. Entonces es fundamental ponerlos juntos para que ellos se relacionen. Mientras que por otro lado tenemos a las mamás y a las abuelas, hay personas de sesenta años y sé que va a ser complicado pero lo vamos a intentar. Hay otra academia que también se ha ofrecido, estamos muy agradecidos».
Y esta ayuda, no podría ser posible sin Ana, una joven ucraniana que también prestará su mano. «Tenía amigos, familia, todo, entonces aunque yo no esté allí, me he visto obligada a ayudar aquí. Si o si tenía que hacerlo. Como ucraniana lo estoy viviendo muy mal, mi familia está intentando coger comida, no pueden trabajar».
Por lo que Ana y Mariló, las familias de acogida, y el resto de academias que van a participar, van a darlo todo para poder aliviar su situación, «las clases las vamos a intentar hacer dinámica, vamos a bailar si hace falta y seguro que va a salir bien».