
#MiMascarillaNoContamina es la nueva campaña lanzada por la delegación de Residuos sólidos Urbanos (RSU) de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, en colaboración con Ecoembes, con el objetivo de informar a los ciudadanos sobre la forma correcta de desechar mascarillas y guantes, y evitar que terminen en el mar, en los entornos naturales o contaminando otros residuos.
La campaña se ha llevado a cabo en los municipios mancomunados, como es el caso también de Manilva, con un vinilo con un efecto óptimo en 3D que se ha colocado en el suelo de lugares estratégicos, entre ellos la Plaza de la Carrera de Casares o la Plaza Antonia Guerrero de Estepona, en el que se puede ver cómo las mascarillas y los guantes contaminan nuestros mares si se abandonan en lugares públicos.

Asimismo se ha editado un spot para concienciar sobre la importancia de no arrojar estos residuos a nuestros entornos naturales, ya que se trata de materiales que tardan entre 300 y 400 años en degradarse.
«La pandemia ha provocado un aumento inesperado del consumo de plásticos. Evidentemente, ha prevalecido la salud frente a la conciencia ambiental, pero es momento de equilibrar esta situación y dar el tratamiento adecuado a los residuos sanitarios que general el Covid-19″, declaró esta mañana el delegado de RSU de la Mancomunidad, Juan Luis Villalón.
Villalón hizo hincapié en que el abandono de mascarillas y guantes en lugares públicos no solo supone, como el resto de residuos no reciclados, una contaminación para el medio ambiente, sino que además puede ser foco de contagio: «Tirar mascarillas y guantes al inodoro, al suelo, al mar o en entornos naturales puede provocar atascos en las redes de saneamiento, daños ambientales a la flora y la fauna, además de contaminación y propagación del virus«.
En España, desde el inicio de la pandemia, se han adquirido 659 millones de mascarillas quirúrgicas, que suponen más de 1.300 toneladas de materiales plásticos. Según un informe de WWF, si solo el 1% de las mascarillas se desechara de forma incorrecta y se dispersara por la naturaleza, esto provocaría que hasta 10 millones de mascarillas cada mes contaminaran el medio ambiente.